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Las enfermedades del sistema nervioso (página 2)



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También es muy importante mantener la
independencia de la persona, ya que provocara que se aligere la
carga del cuidador y ayudará en la autoestima del
paciente. Es importante no olvidar que son personas
con emociones y sentimientos, por lo cual
la calidad y calidez en el trato es fundamental. Evite
las discusiones, ya que al enfermo de demencias le dificulta
entender lo que se le dice, y discutir solo le causara
confusión y tensión.

La casa donde esté la persona debe ser segura; a
medida que avanza la enfermedad, los pacientes son propensos a
lastimarse debido a la falta de
coordinación física; hay que tener cuidado con
los lugares peligrosos como pueden ser la cocina o las escaleras.
Protecciones y barandales son de gran utilidad.

Mantener la comunicación con el enfermo
puede ser cada vez más difícil, para facilitarla se
recomienda que el cuidador se asegure de ser escuchado y visto
por el paciente; hablar claro, despacio, cara a cara

(Casado Marín, López, & Casanovas,
2007), prestando atención al lenguaje corporal.

El ejercicio físico es necesario para mantener
las habilidades físicas y mentales, en este sentido, las
caminatas y los estiramientos son una excelente
opción.

Es necesario organizar el espacio de la persona con
Alzheimer o Demencia para disminuir los riesgos de
accidentes, por ejemplo: lo espacios donde circula deben de estar
libres de muebles u objetos que puedan ocasionar caídas.
Use letreros grandes y de colores llamativos para
señalar su cuarto, el baño, inclusive flechas que
indiquen el recorrido a cada uno de estos lugares. Procure
colocar calendarios y relojes para que se pueda orientar en el
tiempo.

En la recámara se deben quitar adornos y objetos
que puedan desorientarlo, fijar la lámpara de buró,
tener una luz tenue en la noche para evitar
caídas. En la cocina se recomienda que
el suelo siempre esté seco, usar platos y vasos
de plástico ya que éstos no se rompen,
los cuchillos así como todos los objetos con filo deben
mantenerse en un lugar fuera del alcance del enfermo y la
más importante es cuidar las llaves
de gas.

El baño debe estar provisto de bandas
antideslizantes y barras laterales a fin de que el enfermo pueda
sostenerse, marcar claramente las llaves de agua fría
y caliente y reducir los objetos de aseo al mínimo. En
sí es recomendable poner chapa a todos los lugares donde
el enfermo de demencia pueda correr peligro por ejemplo la
cocina, una bodega con herramientas, o el armario donde se
encuentren productos para el hogar.

Otra sugerencia básica es no dejar conducir al
paciente, los reflejos se vuelven lentos; al salir a la calle es
mejor que vaya acompañado, en caso de que salga sin
consentimiento hay que asegurarse de que siempre lleve una
pulsera o collar identificador.

Es importante tomar en cuenta estas recomendaciones, las
cuales facilitaran la vida del paciente con demencia así
como la del cuidador, ofreciéndoles una mejor calidad de
vida y evitando situaciones de estrés. Es indudable
que uno de los terrenos que más afecta la demencia como
enfermedad es el de la familia y los seres queridos porque son
ellos quienes la viven y sufren, más aún que los
pacientes directamente afectados. Por esta razón, el
desconocimiento del padecimiento ha sido un problema: no tener
noción de él significa no poder enfrentarlo y
sobrellevarlo, y aunque es cierto que cada vez hay más
gente que conoce un poco más de la enfermedad, aún
falta mucho por hacer. Se hace énfasis en que se debe
reforzar la lucha para que la gente tome conciencia del impacto
de este padecimiento y, para ello, es necesario involucrar a un
gran número de gente, desde familias, médicos,
enfermeras, autoridades, personal
de saludmedios de comunicación y muchas
otras personas y organismos.

Esta colaboración y unión de esfuerzos es
vital si se desea salir adelante y ayudar a quienes padecen de
demencia o Alzheimer. También es esencial la importancia
de difundir la cultura de la enfermedad como lo que es,
un padecimiento; porque todavía hoy, muchas décadas
después de que se descubrió, hay quienes insisten
en verla como un proceso natural del envejecimiento. Las familias
que viven con el Demencia o Alzheimer, no importa en qué
país estén, siguen teniendo una carga sumamente
pesada en sus hogares, y como cuidadores de los enfermos, sobre
quienes se centra la atención en el aspecto asistencial,
enfrentan los mismos temores, angustias y disyuntivas. En los
hogares suelen hacer falta algunas cosas para atender a los
enfermos, y las crisis familiares llegan a extremos de
división; mientras que las casas, residencias, asilos o
centros de atención para enfermos con demencias no siempre
son la mejor opción ni tampoco cuentan con
los programas necesarios para darle una buena
atención a un enfermo con demencia.? Otra área
destacada es la relacionada con las muestras de afecto hacia las
personas afectadas por el mal, que son la mejor terapia. Se ha
hecho énfasis en la importancia del contacto
físico, como los abrazos, caricias, besos, el que se les
toque y hable, a pesar de que ya no entiendan nada o casi nada.
Además, se manejó la necesidad de
sociabilización y la aplicación de técnicas
de reentrenamiento para recuperar las rutinas que el enfermo ha
olvidado con el avance de la enfermedad. La idea es que el
enfermo no se deteriore más y que con el uso de
herramientas, letreros, señales y el apoyo
incondicional

del cuidador, el enfermo con Demencia o Alzheimer pueda
ser más él mismo. En nuestro medio, el de los
países latinos, aún falta mucho por hacer en este
campo, pero se están dando los primeros pasos para
cambiar. Lo más importante es tener siempre en mente que
una persona con Demencia o Alzheimer podrá olvidarlo todo,
pero siempre sabrá reconocer el amor y el afecto
de quienes la rodean.

RECOMENDACIONES

Medicamentos y prevención al paciente con
demencia

Desde que se estableció claramente que, pese al
alta. la enfermedad prevalecía, la Demencia no es una
consecuencia inevitable de la vejez, dicha patología
ha sido objeto de intensa atención científica y
social. Sin embargo, se estima que el 20% de las personas mayores
de 80 años son afectados por esta enfermedad. La
incidencia anual aumenta aproximadamente en un 1% con la edad,
entre los 65 y 75 años, y en más del 8% a partir de
los 85 años. Aunque la etiología de la enfermedad
de Demencia sigue aún sin estar completamente precisada,
hay una amplia documentación acerca de los
cambios neuropatológicos que la caracterizan. De ellos,
probablemente el más importante es la degeneración
progresiva de grupos específicos de neuronas,
especialmente prominente en las neuronas colinérgicas y
muy particularmente aquellas localizadas en la zona del
hipocampo. Las alteraciones patológicas descritas son lo
que ha conducido a la llamada "hipótesis del
déficit colinérgico" de la enfermedad de Demencia.
De acuerdo con esta hipótesis, la pérdida de
grandes cantidades de neuronas colinérgicas resulta
determinante en lo que se refiere a las dificultades de
aprendizaje, en la disfunción de la memoria y en otro
déficit neurológico observado en los pacientes.
La investigación científica está
condicionada todavía por tres importantes limitaciones: el
desconocimiento de la etiología, las dificultades de
diagnóstico y la falta de criterios bien definidos
de eficacia terapéutica. A pesar de lo cual se
está produciendo avances que justifican que abramos
un grupo específico para recoger los
medicamentos. Aunque la etiología de la enfermedad sigue
aun sin estar completamente precisada, hay una amplia
documentación acerca de los cambios
neuropatológicos que la caracterizan. Los inhibidores
selectivos de la receptación de serotonina
son seguros y no se sabe de efectos adversos
cardiacos.

Tratamiento para los paciente ancianos con
depresión por causa de la demencia son una primara
elección. Otros fármacos ofrecen también
ventajas únicas; la mirtazapina estimula el apetito y
ayuda a tratar el insomnio, y el bupropion reduce el ansia. Las
aminas secundarias como la nortriptilina y la desipramina ofrecen
efectos benéficos a los pacientes con dolor neuropatioco,
inestabilidad etrusora o insomnio. La venlafaxina, que tiene
actividad serotoninergica y no adrenérgica, es otra
alternativa efectiva, también útil en el
tratamiento de ansiedad y dolor neuropático (Romero
Cabrera, 2006).

El tratamiento de la enfermedad de demencia sigue tres
líneas que no son en absoluto incompatibles entre
sí:1. Potenciar las facultades cognitivas que le restan al
paciente.2. Retrasar la progresión de la enfermedad3.
Controlar la disfunción emocional.

-Potenciación de las facultades cognitivas del
paciente. La línea de potenciar las facultades cognitivas
dio como primer resultado clínicamente útil la
tacrina. Es un inhibidor de la acetilcolinesterasa, y por tanto
es consecuencia directa de la hipótesis
colinérgica. Sin embargo, la hepatotoxicidad de la tacrina
es una complicación importante y obligaba a la
realización periódica y frecuente de pruebas
bioquímicas hepáticas, motivo por el cual fue
retirada en los países Europeos. Los otros inhibidores de
la acetilcolinesterasa comercializados en nuestro país son
donepezilo y rivastigmina. Ofrecen algunas ventajas sobre la
tacrina, como es la ausencia de hepatotoxicidad, un efecto
anticolinesterásico central mucho más selectivo
(menor incidencia de efectos
colinérgicos periféricos), una
farmacocinética más favorable, con semividas de
eliminación mayores, que permite una (donepezilo) o dos
administraciones diarias (rivastigmina) y ausencia de
interacciones con los alimentos (mayor facilidad para
la administración oral). Rivastigmina no
interacciona con otros fármacos, en tanto que donepezilo
sí (cimetidina, teofilina) (Cabrera, 2006).

La eficacia clínica obtenida con estos
fármacos es muy moderada. Y es poco probable que los
anticolinesterásicos lleguen a ser más que una
medida paliativa de valor limitado, útiles sobre
todo en el tratamiento de las fases iniciales de la enfermedad. A
nivel clínico, sólo influyen levemente en el
deterioro cognitivo, y no en el funcional ni en el emocional.
Esto es reflejo de la realidad bioquímica de que
el déficit colinérgico va seguido de déficit
de otros neurotransmisores, aparte de la destrucción
neuronal y del depósito
de proteínas anormales.

Puede que el facultativo decida recetarle algunos
fármacos. Es importante tener en cuenta que la demencia es
un trastorno progresivo. Los pacientes que sufren demencia o
Alzheimer no se recuperan y la enfermedad no tiene cura, aun
cuando el paciente reciba medicación. No obstante, dicha
medicación puede ralentizar el avance de la enfermedad.
Asegúrese de que el médico explica el tratamiento y
las medicinas en su presencia.

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SOLUCIONES

Prevenciones para el paciente

Mejorando la fuerza/movilidad. Son bien conocidos
los beneficios del ejercicio aplicado a la persona con demencia.
Estiramientos simples, caminatas programadas o pedalear una
bicicleta fija, puede ayudar a prolongar la movilidad, disminuir
la agitación y mejorar el dormir en un paciente leve o
moderadamente enfermo.

Manejo de la incontinencia. Monitorear la incontinencia,
programar tiempos para ir al baño y
proveer métodos para recordar, son
técnicas que pueden ayudar a la persona a cargo del
paciente a manejar la incontinencia en la casa.

Manejo del dormir. Problemas para dormir asociados con
la enfermedad de Alzheimer pueden ser una fuente mayor de
estrés y fatiga para la persona a cargo del enfermo.
Algunos estudios han mostrado que un período de luz
brillante puede disminuir la agitación de un individuo y
mejorar los patrones del dormir. Otras estrategias para
mejorar el dormir durante la noche incluyen mantener un ambiente
oscuro durante la noche, proveer un baño tibio al
atardecer y limitar las siestas durante el día.

Ruido blanco. El ruido blanco -leve ruido de
fondo, continúo y monótono- ha demostrado disminuir
levemente la agitación verbal en algunos pacientes.
Además de generadores de ruido blanco, grabaciones de las
olas del mar, corriente de los ríos y otros sonidos
naturales pueden ser calmantes para el paciente. La terapia
musical también puede ayudar
incitando memorias y emociones (Montano,
1994).

Iluminación. Bajar los niveles de luz durante las
comidas puede disminuir la agitación durante la comida e
incrementar el consumo de alimentos.

Señales visuales. Señales visuales, tales
como poner una foto de una cama en la puerta del dormitorio,
pueden ayudar a una persona con demencia a encontrar el camino
alrededor de la casa a medida que la memoria disminuye.
Las fotos pueden proveer información más
efectiva que las palabras.

Proveyendo un ambiente de apoyo. Individuos con
Alzheimer son altamente sensibles al ambiente externo y tienen
decreciente tolerancia al estrés. Su
médico puede ayudarlo a identificar disparadores
del medio ambiente (por ejemplo, luces que están
muy fuertes, habitaciones incómodas o la
temperatura del agua) que pueden causar problemas de
comportamiento, y trabajar para eliminarlos.

Terapia psico-social tradicional. El asesoramiento
psicológico puede ayudar a pacientes en estados leves de
demencia a reducir el enojo, la ansiedad, el miedo, la sospecha,
la frustración y la depresión. Un profesional de
la salud mental puede proveer consejos y ánimo,
así como ayudar al paciente a interpretar sus
sentimientos.

Terapia para recordar. Recibir estímulo y apoyo
de pares, ayuda a los pacientes a usar su memoria de largo plazo,
para recordar y compartir eventos de su pasado. La terapia para
recordar generalmente es conducida en grupos, pero puede ser
usada en forma individual.

Validación. A medida que la demencia progresa,
las personas a cargo del paciente pueden encontrarse con que los
intentos de corregir los errores en las frases de sus seres
queridos hacen más mal que bien. La validación es
una técnica en la que un miembro de la familia o la
persona a cargo del paciente afirma en los intentos del paciente
por comunicarse, incluso si el paciente presenta un falso sentido
de la realidad.

Presencia simulada. Una persona con demencia entre
moderada y severa puede encontrarse confortable en conversaciones
simuladas con un amigo cercano o un miembro de la familia, cuando
el individuo no puede estar personalmente allí. Una simple
grabación en casete de audio o video de un amigo
recordando eventos del pasado, con pausas para permitir al
paciente responder, provee compañía temporaria y le
permite a la persona a cargo del enfermo realizar otras
tareas.

Terapia con animales. Interactuar con mascotas o
verlas puede mejorar el humor y el comportamiento de los
pacientes con demencia. Las mascotas pueden ser presentadas en
las sesiones de consulta tanto de grupos como
individuales.

Terapias de recreación. Terapias de
recreación incluyen ejercicios, actividades de grupo
juegos simples. Adaptadas en relación a la
etapa de la enfermedad, estas terapias pueden ser excelentes
estimulaciones para el paciente y puede ayudar a controlar
problemas de comportamiento.

* Incapacidad para vestirse. La persona va olvidando
como vestirse y es incapaz de elegir la ropa y ponerla
adecuadamente. Es importante que la familia coloque su ropa en el
armario y la disponga en el orden en que debe ponérsela.
Es lógico que necesite ayuda para vestirse.

Incapacidad para mantener su higiene.

* La persona con demencia en las fases intermedias de la
enfermedad olvida su higiene y presenta aspecto desaseado, pero
puede perder la capacidad del auto aseado en su totalidad cuando
avanza la enfermedad. Se le recordara su higiene y se le
proporcionará ayuda para su aseo según sus
necesidades. Riesgo de accidentes. Es un problema muy
frecuente en los pacientes con demencia.

* Es importante también corregir las alteraciones
de la visión y de la audición que pueden presentar.
Deben eliminarse los elementos peligrosos (cables, enchufes,
etc.) y mantener una buena iluminación durante
el día y la noche, organizar el espacio donde vive
evitando objetos innecesarios y sin cambiar de lugar los ya
existentes (Megido, Espinas, Carrasco, Copetti & Caballe,
1999).

* Alteración de los procesos de relación
familiar. La presencia en una familia de una persona mayor con
demencia cambia la relación, pudiendo generar problemas
entre los familiares, disputas exceso o defecto de ayuda al
enfermo.

Problemas biológicos

* Presentan alteraciones en
la nutrición diaria. Persona que presentan
problemas de nutrición es difícil que ellos puedan
mantenerse con una alimentación apropiada.

* Cuando el paciente se encuentra en una fases
deteriorada o avanzada de la demencia o Alzheimer, ellos ya no
pueden alimentase por sí mismo.

* En fases avanzadas de la demencia, la persona ya no
puede alimentarse de forma autónoma.

* Los problemas de incontinencia urinaria y fecal son un
grave problema para la persona no solo por la higiene pero por
las consecuencias que esto trae. Enfermedades asociadas como
escaras, dermatitis o gangrena.

* Estos pacientes por lo documentado y analizado
rechazan muchas cosas que para uno son actividades comunes por
ejemplo (bañarse, coger los utensilios, platos para comer
o contestar a una pregunta) ellos son incapaz de
hacerlo.

podemos adquirir enfermedades muy silenciosas pero tan
peligrosas que no se pueden curar, solo controlar.

Las reacciones sociológicas al padecer de
demencia o tener un familiar con esta enfermedad incluyen los
esfuerzos de la familia y los amigos para unirse y compartir la
experiencia y ofrecerse apoyo y comprensión. La
reacción sociológica también incluye los
esfuerzos por reorganizar la vida al que sufre al igual aquellos
que los cuida, los reajustes financieros, la reorientación
de los roles de los roles familiares y comunitarios, la
reanudación de actividades sociales y comunitarias. A
medida que aumenta la proporción de personas ancianas en
la población, aumenta la carga de la enfermedad de
Demencia y Alzheimer sobre los individuos, las familias de los
pacientes y la sociedad.

Por todos estos motivos es una necesidad real e
imperiosa capacitar al personal de enfermería en
esta área para poder hacer frente a esta pesadilla a la
que cada día se enfrentan nuestros ancianos y
lógicamente todos sus familiares.

Doy las gracias por tener la oportunidad de realizar
este trabajo y la investigación hecha.
conocí muchos de los síntomas que posiblemente
personas cercanas a nosotros, incluso miembros de nuestra propia
familia los pudieran padecer pero por la ignorancia acerca de
temas como este no sabemos de qué se trate ni que
consecuencias pueda tener.

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Enfermedad de
Alzheimer

La Enfermedad de Alzheimer es una enfermedad
degenerativa del cerebro para la cual no existe
recuperación. Lenta e inexorablemente, la enfermedad ataca
las células nerviosas en todas las partes de la corteza
del cerebro, así como algunas estructuras circundantes,
deteriorando así las capacidades de la persona de gobernar
las emociones, reconocer errores y patrones, coordinar el
movimiento y recordar. A lo último, la persona afligida
pierde toda la memoria y funcionamiento mental. Aproximadamente
la mitad de las personas en los hospicios para ancianos y casi la
mitad de todas las personas mayores de 85 años sufren de
la Enfermedad de Alzheimer. Es ahora la cuarta causa principal de
muerte en los adultos y, a menos que se desarrollen
métodos eficaces para la prevención y el
tratamiento, la Enfermedad de Alzheimer alcanzará
proporciones epidémicas para mediados del próximo
siglo.

Hasta hace poco, dos anormalidades significativas se han
observado en los cerebros de las personas afectadas por la
Enfermedad de Alzheimer: fibras retorcidas de células
nerviosas conocidas como enredos de neurofibrilarios y una
proteína pegajosa llamada beta amiloidea.

Las fibras enredadas son los restos dañados de
micro túbulos, la estructura de apoyo que permite el flujo
de nutrientes a través de las neuronas. Una forma mutada
de la proteína conocida como tau se encuentra en estos
enredos, y algunos expertos creen que esta versión
defectuosa atrae y sostiene proteínas tan normales que
ayudan comúnmente en la fabricación de una
estructura de micro túbulo saludable. El segundo hallazgo
significativo es una concentración alta de la
proteína pegajosa conocida como beta amiloidea, que forma
parches llamados placas neuríticas. Estas placas se
encuentran fuera de las células nerviosas rodeadas de los
restos de neuronas moribundas. La beta amiloidea misma es una
astilla de una proteína más grande conocida como
proteína amiloidea precursora (APP, pos siglas en
inglés).

La beta amiloidea también se asocia con niveles
reducidos del neurotransmisor acetilcolina. (Los
neurotransmisores son mensajeros químicos en el cerebro).
La acetilcolina forma parte del sistema colinérgico,
esencial para los procesos de la memoria y el aprendizaje, que se
destruye progresivamente en los pacientes con la Enfermedad de
Alzheimer. Existen otros factores que forman parte del proceso;
sin embargo, las personas pueden tener inclusive depósitos
densos de beta amiloidea y no presentar señales de la
Enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores han identificado otras
proteínas importantes, entre otras la proteína de
unión asociada de retílo endoplásmico (ERAB,
por siglas en inglés) y AMY117, o placas de AMY, que se
encuentran en áreas del cerebro afectadas por la
Enfermedad de Alzheimer. ERAB parece que se combina con beta
amiloidea para atraer nueva beta amiloidea de fuera de las
células. También parece que las cantidades altas de
ERAB mejoran el poder destructor de nervios de su socio proteico.
Las placas de AMY se asemejan tanto a la beta amiloidea, que
sólo se pudieron detectar a través de
técnicas sumamente sofisticadas.

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Conclusión

Para concluir esta monografía sobre la
demencia. Tengo que mencionar que en
nuestra sociedad muchas veces nuestros ancianos son
considerados como material de desperdicio que ya en apariencia no
tiene nada que ofrecer o nada bueno que aportar al mundo activo y
se cree que son carga para la sociedad y a la familia. Mas
ingrato aún, es que se imponga a la persona una fecha de
caducidad al llegar a los sesenta años,
obligándolos muchas veces a dejar sus trabajos y
actividades para que sean ocupados por alguien "más joven
y capaz".

Existe hoy día muy poco respeto y poca
conciencia de los derechos que deben gozar las personas
mayores. Pero realizando este tema no solamente caí en
cuenta sobre la Demencia o Alzheimer pero también lo que
trae la vejez en sí. Con este trabajo pude darme cuenta de
que a menudo que nos pasan los años

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Epilepsia

De acuerdo a la Fundación de Epilepsia de
América (Epilepsia Fundación of América), la
epilepsia es una condición física que ocurre cuando
hay un breve pero repentino cambio en el cerebro. Cuando las
células cerebrales no están funcionando bien, la
conciencia, movimientos, o acciones de una persona pueden
alterarse por un breve periodo de tiempo. Estos cambios
físicos se conocen como un ataque
epiléptico. Los síntomas de la epilepsia
pueden ser:

— Momentos de ausencia o periodos de
confusión en cuanto a la memoria;– Episodios de mirada
fija o falta de atención, como si estuviera sonando
despierto; – Movimientos incontrolables de los brazos y
piernas;– Desmayo con incontinencia o seguido por fatiga
excesiva; o– Sonidos raros, percepción distorsionada, o
inexplicables sentimientos de temor.Los ataques pueden
generalizarse, o sea que estos pueden comprender todo el cerebro.
Un tipo de ataque generalizado consiste de convulsiones con una
pérdida de conciencia. Otro tipo aparenta un breve periodo
de mirada fija. Los ataques son clasificados de parciales cuando
las células que no están funcionando bien se
limitan a una parte del cerebro. Tales ataques parciales pueden
causar periodos de "comportamiento automático" y
conciencia alterada. Típicamente, esto puede significar un
comportamiento que aparenta tener un propósito, tal como
abotonarse la camisa, pero que puede ser inconsciente y
repetitivo, y que no se recuerda. 

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PROBLEMA SOCIAL EPILEPSIA

Desde que fue considerada "enfermedad sagrada", la
epilepsia ha tenido una connotación sobrenatural,
divina o mágica, que ha señalado al que la
padece como un individuo diferente a los demás y por
tanto, objeto de prejuicio.

Las actitudes de la gente hacia el paciente
epiléptico son habitualmente discriminatorias,
muchas veces propiciadas por el mismo enfermo, quien
también tiene su propio prejuicio hacia la
enfermedad y "vive su papel" de individuo estigmatizado,
creando un círculo vicioso difícil de romper,
que afecta la calidad de vida.

Los problemas sociales a que se enfrenta el
epiléptico sabemos que empiezan dentro de la misma
familia. Dentro de ella existen dos reacciones extremas que
deben evitarse: la sobreprotección y el rechazo. La
primera es habitualmente asumida por uno de los padres o
ambos, y consiste en querer evitar a toda costa riesgos
para el hijo que padece epilepsia: "que no salga solo a la
calle porque se puede caer y lastimar", "que no vaya a la
escuela para que no se burlen de él" ni inicie o
continúe sus estudios porque éstos "pueden
forzar su cerebro y empeorar las crisis". El producto final
será un individuo inseguro, totalmente dependiente e
invalidado para llevar una vida propia y bastarse
así mismo. Los padres en estos casos se olvidan de
que no son eternos y cuando mueran, el hijo
epiléptico sobreprotegido será una carga para
el resto de la familia o para la sociedad.

El rechazo es menos probable por parte de los
padres pero puede darse en uno de ellos, que culpa al otro
de haberle transmitido el padecimiento o bien éste
le crea sufrimiento y desea mejor alejarse de él. Es
más probable que los hermanos manifiesten el rechazo
ya que si los padres le dan al paciente epiléptico
un trato especial automáticamente se sienten
desplazados en el cariño o aprecio al que
también tienen derecho.

Fuera del seno familiar se presenta en edad
escolar el rechazo de los maestros. Por el desconocimiento
acerca del problema, indebidamente lo excluyen de recibir
una educación, aduciendo que "el esfuerzo puede ser
dañino", que "puede lastimarse dentro de la escuela
debido a las crisis y que asusta a los compañeros".
El resultado es un individuo carente de conocimientos para
desenvolverse solo cuando llegue a la edad
productiva.

Aun cuando el epiléptico haya logrado
recibir una instrucción, a veces de nivel
profesional, se enfrentará a la dificultad para
obtener un empleo si informa que padece epilepsia. Si la
oculta y tiene acceso al trabajo, existe el riesgo de que
se le niegue la posibilidad de progresar dentro del
ámbito laboral sólo por ser epiléptico
o puede ser despedido si presenta una crisis en el trabajo
con lo que regresa de nuevo a la dependencia
económica de su familia.

En cuanto a las relaciones interpersonales, la
persona con epilepsia sufre la dificultad para ser aceptado
por sus compañeros de escuela, si es que asiste a
ella, pues suele ser objeto de la curiosidad y burlas de
sus compañeros o del rechazo y el aislamiento. Al
llegar el momento de buscar una pareja para formar una
familia propia, la inseguridad y pobre autoestima
dificultan el acercamiento. Puede intentarlo ocultando a la
pareja la enfermedad, pero tarde o temprano, ésta se
enterará y puede reaccionar adversamente por haber
sido engañada o si fue informada desde el principio,
puede alejarse en ese momento. .

Otro prejuicio que impide el acercamiento a los
individuos del sexo opuesto es el de la transmisión
genética de la enfermedad, que afortunadamente no
existe en la mayoría de los casos, así como
el temor a las malformaciones de órganos en el
bebé por el tratamiento en el caso de la mujer
epiléptica que se embaraza, lo cual es un riesgo
calculado que puede evaluarse antes de la
concepción.

En cuanto a las situaciones legales, la epilepsia
se incluye dentro de la categoría de "insanidad"
como sinónimo de alteración
psiquiátrica y puede recibir el mismo tratamiento de
incapacidad mental para tomar decisiones o para hacerse
cargo de los hijos.

Por otro lado, un paciente epiléptico que
sea encontrado en la vía pública en estado
postictal o con una crisis parcial compleja
fácilmente es acusado de estar bajo los efectos de
drogas estupefacientes y es detenido sin
miramientos.

La restricción en nuestro país para
conducir un vehículo es meramente personal: el
paciente se abstiene o la familia hace que se abstenga por
los riesgos potenciales pero al solicitar una licencia de
manejo nadie pregunta si se padece epilepsia. En otros
países sí hay una legislación al
respecto, donde se contemplan requisitos variables para
tramitarla y en general es bastante
difícil obtenerla.

Las compañías aseguradoras cobran
primas estratosféricas a las personas con epilepsia
o incluso les niegan el derecho a adquirir un seguro de
vida o de gastos médicos, lo cual no tiene
razón de ser. Se sabe que los riesgos no son tan
altos como se prejuzga, ya que por ejemplo, los accidentes
de tránsito se dan 4000 veces más por exceso
de velocidad que en relación a un evento
epiléptico. Incluso la esperanza de vida no difiere
significativamente de la de la población
general.

Los problemas sociales del paciente
epiléptico son en su mayoría producto de la
ignorancia acerca de la enfermedad, así que una
buena solución es difundir el conocimiento de la
misma, empezando por el mismo enfermo, sus familiares
cercanos, sus amigos y finalmente el público en
general, que está mejor informado del SIDA que de
este problema que es con mucho más frecuente e
impactante que el primero, pero no ha sido objeto de
campañas publicitarias.

Desafortunadamente, el médico contribuye
con su parte para que existan problemas sociales, pues en
ocasiones no se ocupa de informar adecuadamente a su
paciente epiléptico lo que es la enfermedad y los
tratamientos, hace una serie de prohibiciones que a veces
se exceden de lo razonable y no suele interesarse en los
aspectos sociales ni canaliza al paciente con quien le
pueda ayudar.

La otra parte del problema es la pobre auto-estima
del sujeto epiléptico que no acepta su enfermedad.
En este sentido puede recurrirse a la psicoterapia o bien a
grupos de autoayuda, como el GRUPO "ACEPTACION DE
EPILEPTICOS" ( GADEP ), que se fundó en
1991, constituye el capítulo Mexicano del
Buró Internacional para la Epilepsia desde 1993 y
está abierto para cualquier persona con epilepsia
que desee recurrir a él.

Además de hacer un buen diagnóstico
y una buena prescripción farmacológica, la
meta en el manejo del paciente epiléptico debe ser
el lograr la aceptación de la epilepsia como una
enfermedad sin estigma que le permita tener una calidad de
vida digna, sin discriminación ni rechazo por parte
de la sociedad.

La epilepsia es tan antigua como el hombre. Se
sabe de legislaciones acerca de pacientes
epilépticos en el código de Hammurabi y en la
antigua Grecia se le llamaba "la enfermedad sagrada", pues
debido a la característica súbita e
inesperada del fenómeno, se creía que los
dioses o demonios poseían el cuerpo del enfermo; del
griego deriva el término epilepsia que significa
"ser tomado desde arriba". Hipócrates, padre de la
Medicina, escribió "Acerca de la enfermedad
sagrada", y cuatro siglos antes de nuestra era dijo que no
era más sagrada que cualquier otra y que
tenía su asiento en el cerebro. En Roma se le
llamó la "enfermedad comicial", pues el hecho de que
alguno de los asistentes presentara una convulsión
era una señal de suspender las elecciones o
comicios. Hubo entonces epilépticos tan
célebres como Alejandro Magno y Julio
César.

Posteriormente se volvió a la idea
mágica o religiosa de la enfermedad y no hubo
progresos en cuanto al conocimiento de la misma sino hasta
el siglo XIX cuando las observaciones de Hughlings Jackson
marcaron el inicio de una época nueva que
continúa hasta nuestros días con avances
crecientes.

Dada la característica de excitabilidad que
distingue al sistema nervioso, se sabe que si se aplica un
estímulo adecuado en calidad y cantidad, cualquier
cerebro es capaz de desatar crisis, sin embargo hay
diferencias de umbral (nivel para que un estímulo
desencadene una respuesta o reacción) que explican
que lesiones similares en naturaleza y localización,
en algunos individuos produzcan crisis y en otros no. Este
umbral para convulsionar se piensa que esté
condicionado genéticamente y que se herede
quizá por diversos genes

Otras especies animales pueden presentar crisis y
gracias a ello ha sido posible desarrollar modelos
experimentales de epilepsia utilizando diversas substancias
aplicadas por la sangre o localmente para crear focos de
descarga epiléptica en animales de
experimentación. Un modelo muy interesante es el
llamado "kindling", el cual fue logrado fortuitamente en
animales de laboratorio a los que aplicando
estímulos eléctricos subumbrales (por abajo
del nivel en que pueden provocar una reacción)
repetitivos se les provocaban crisis con el mismo
estímulo subumbral después de varios
días y finalmente ya sin el estímulo las
crisis continuaban (Goddard, l967). Estos modelos han
permitido entender mejor el fenómeno
epiléptico aunque no del todo todavía, y
también han aportado en el ensayo de nuevos
medicamentos antiepilépticos.

A pesar de que se ha escrito mucho acerca de
diferentes aspectos de la epilepsia, la diversidad de
conceptos y términos ha dificultado integrar
adecuadamente todo esa dispersa información y no se
tienen estudios epidemiológicos suficientemente
grandes que permitan conocer realmente la incidencia (casos
nuevos en una población) y prevalencia (casos
existentes en una población en un momento dado) del
problema. Las cifras varían considerablemente, pero
una de las más conocidas es la de Kurland, quien
reporta una prevalencia de 3.6 por mil habitantes y
señala que no hay mucha diferencia en poblaciones de
la ciudad o del campo. En la Cd.de México se hizo un
estudio epidemiológico en la población
escolar de la delegación de Tlalpan
encontrándose una prevalencia de l8.2 X 1000 a
mediados de los años 80.

La estimación es que entre el 1 y el 2% de
la población mundial padece epilepsia y la
frecuencia es más alta en países en
vías de desarrollo debido al pobre saneamiento
ambiental que pone a la población en riesgo de
más enfermedades infecciosas y parasitarias; a la
dificultad para la atención de los embarazos y
partos en muchas zonas del campo alejadas de los servicios
médicos lo cual trae como consecuencia daño
cerebral al nacimiento, etc.

Alrededor del 75% de los epilépticos
inician el problema en las dos primeras décadas de
la vida, lo cual es explicable porque el cerebro inmaduro
tiene más facilidad para producir descargas
anormales y conforme el individuo aumenta en edad, la
frecuencia de las crisis disminuye.

La posibilidad de controlar bien a un paciente
epiléptico, incluso por completo, es alta; algunos
autores reportan este buen resultado hasta en el 80% de los
casos con los primeros intentos de tratamiento. Queda
alrededor de un 20% que constituye el grupo de
epilépticos de difícil control, que suelen
tener epilepsias de mal pronóstico o enfermedades
neurológicas progresivas; dentro de este grupo es
más frecuente encontrar complicaciones tales como el
estado epiléptico (presentación de una crisis
tras otra sin parar), deterioro intelectual y efectos
adversos del uso crónico de medicamentos que son
más notables por el uso de varios fármacos
simultáneamente como suele requerirse en estos casos
difíciles.

Monografias.com

La mayoría de los pacientes
epilépticos tiene una esperanza de vida similar a la
de la población general y al igual que ésta,
la posibilidad de desarrollar cualquier actividad que sus
capacidades le permitan.

La epilepsia no es, como mucha gente cree,
sinónimo de retraso o deterioro intelectual, ni de
alteraciones de la personalidad ni de enfermedad
psiquiátrica, aunque en algunos pocos casos se
relacione a cualquiera de estas alteraciones .

Según la definición de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Liga
Internacional contra la Epilepsia (LICE), es la
presentación crónica (de largo tiempo ) y
recurrente o repetitiva de fenómenos
paroxísticos (de inicio brusco) que se originan por
descargas neuronales desordenadas y excesivas, que tienen
causas muy diversas y manifestaciones clínicas
variadas.

Se trata entonces de un síndrome (conjunto
de síntomas u signos que tienen un mecanismo de
producción común pero pueden ser causados por
diversos motivos) y es válido hablar de las
epilepsias, por lo que se requiere de establecer
procedimientos de diagnóstico y tratamiento que
abarquen sus múltiples aspectos con el objetivo de
que el paciente epiléptico logre el mejor control
posible de sus manifestaciones clínicas y su
integración adecuada al medio social.

 TEORIA

Esta teoría es tal vez la
más problemática. En la Nueva Enciclopedia
Británica se ha definido la epilepsia con los
siguientes. términos:"Repentinos y
periódicos desórdenes en el funcionamiento
mental, estado de conciencia, actividad sensitiva o
movimiento del cuerpo; causados por el mal funcionamiento
proximal de las células nerviosas del cerebro.

Bajo "Tipos de ataques " se mencionan cuatro
categorías: Mal Mayor, Mal Menor, Espasmos
Psicomotores y espasmos infantiles.    EL
MAL MAYOR: "Incluye convulsiones generalizadas en
las cuales sobreviene inconciencia repentina con
caídas y temblores en los
miembros
."73  Estas caídas al suelo
se ven precedidas a veces por un grito muy fuerte.
Después de que el cuerpo cae al suelo se entumece y,
a veces la respiración se detiene, esto es seguido
por movimientos repentinos y bruscos en las piernas y
manos. En algunas ocasiones el que sufre los ataques se
muerde la lengua debido a las contracciones involuntarias
de los músculos de la mandíbula. A medida que
la persona sale de esto experimenta jaqueca y no
recordará nada de lo que pasó. Es obvio que
estos síntomas no son aplicables a
Muhammad.74    EL MAL MENOR: Incluye lapsos
momentáneos de conciencia y más del 70% de
los pacientes tienen los primeros ataques antes de
cumplidos los veinte años. En esta 'epilepsia menor'
no hay movimientos involuntarios y puede por lo tanto
ocurrir muchas veces en un solo día sin
interrupción de la conciencia. Es bastante
difícil que el Mal Menor pueda ser relacionado con
las revelaciones de Muhammad. La revelación le
llegó a los cuarenta años y duraba varios
minutos a diferencia de los lapsos momentáneos del
Mal Menor. Peor aún la revelación nunca
pasaría desapercibida.

  Monografias.com

Los ataques Psicomotor y Focal (T. También
"Epilepsia Jacksoniana") suelen involucrar convulsiones
generalizadas. " El primer arrebato focal se
manifiesta mediante movimientos localizados o sensacionesde
una parte del cuerpo o por advertencias subjetivamente
experimentadas llamadas auras, que suelen durar desde una
fracción de segundo hasta pocos segundos. Auras que
se dan en zonas específicas del cerebro incluyen
sensaciones de que el ambiente es extrañamente
familiar, alucinaciones auditivas o visuales, un zumbido en
los oídos, además de olores y sabores
desagradables
"75. Nuevamente, estos ataques
psicomotores no tienen nada en común con la
revelación de Muhammad. Más aún; el
Coránrecitado por Muhammad se encuentra a mano hoy
en día y , tras examinarlo, no parece los
extraños gritos y balbuceos de un
epiléptico.Puede que haya otras formas de epilepsia
aún no conocidas por la ciencia; pero aún en
ese caso se tratarían de una enfermedad, y
afectarían por lo tanto sus facultades mentales,
dejándole incapaz de controlar sus pensamientos..
Pero cada vez que Muhammad recibía una
revelación se encontraba en completo control de
sí mismo y era completamente capaz de recordar todo
posteriormente, y de hacerlo registrar respectivamente.
Él estaba tan seguro que incluso fue mencionado en
el Corán en 75:16-19. de hecho, el Corán es
tan fácil de recordar que si se reúne un
grupo cualquiera de musulmanes sinceros; les es posible
repetir el Corán recopilando lo que han memorizado.
El Corán lo confirma en 54:17. Y esto, sin importar
si esta gente habla árabe o no.

DESARROLLO

La epilepsia es un desorden crítico
relativamente común que afecta a alrededor de 60
millones de personas en todo el mundo, siendo uno de los
desórdenes patológicos con más alto
índice de prevalencia. A pesar de los recientes
avances en el desarrollo de los fármacos
antiepilépticos (FAE), la epilepsia refractaria
continúa siendo el mayor problema clínico,
con una afectación de más del 35% de los
pacientes con epilepsias parciales, lo que urge a la
comunidad internacional a investigar nuevas estrategias
terapéuticas1,2. En un trabajo, ya clásico,
de Kwan y Brodie3 que estudiaba 525 pacientes, con 13
años de seguimiento, en pacientes con nuevo
diagnóstico de epilepsia y considerando libres de
crisis a aquéllos en los que se conseguía un
control completo de sus crisis durante al menos un
año, pudo observarse que el 63% estaban libres de
crisis durante el tratamiento o tras la suspensión
del mismo; que el porcentaje de pacientes libres de crisis
era similar entre aquéllos tratados con monoterapia
y antiguos FAE (67%) que los tratados con monoterapia y
nuevos FAE (69%); que hasta un 36% continuaban con
manifestaciones críticas a pesar de cualquier tipo
de tratamiento y que la prevalencia de crisis persistentes
es mucho más alta en las epilepsias
sintomáticas o criptogénicas que en la
epilepsia idiopática y en pacientes que
habían tenido más de 20 crisis antes de
iniciar el tratamiento. Es decir, y esto es lo que
más nos interesa en estos momentos, las epilepsias
refractarias, rebeldes a la medicación
antiepiléptica, suponían un 36% de la
serie.

Los FAE convencionales se han focalizado de forma
clásica en combatir las crisis epilépticas en
las terminaciones pos sinápticas, actuando
especialmente sobre los canales iónicos involucrados
en la neurotransmisión y en la modulación de
los sistemas neurotransmisores. No obstante, a pesar de
realizar un tratamiento óptimo con las drogas
antiepilépticas actualmente disponibles, el
desarrollo de la tolerancia y los marcados efectos
colaterales continúan siendo problemas importantes,
persistiendo las manifestaciones críticas
especialmente en los pacientes afectos de crisis parciales
complejas, que superan el 35% de refractariedad. Para estos
casos, que serían los intratables, la
resección quirúrgica nos va a ofrecer una
última oportunidad terapéutica, pero
únicamente si se identifica un foco discreto
causante de las crisis y si la intervención
quirúrgica no va a interferir con funciones
cerebrales esenciales. Pero, además del control de
las manifestaciones críticas, la prevención
de la epileptogénesis continúa siendo uno de
los grandes objetivos terapéuticos, como ocurre en
la epilepsia postraumática tardía, una
condición que, especialmente entre la
población pediátrica afecta de un trauma
cerebral, es muy prevalente.

De forma reciente, los nuevos conocimientos de los
mecanismos endógenos cerebrales en el control y la
modulación de la excitabilidad neuronal y de la
epileptogénesis han abierto nuevas posibilidades al
desarrollo, no sólo de nuevos fármacos
anticonvulsivantes, sino también a nuevas terapias
antiepileptogénicas. Por este motivo, aparte de los
efectos anticonvulsivantes bien conocidos del GABA,
neuromoduladores como la adenosina, la galanina o el
neuropéptido Y es posible que muestren una potente
acción anticonvulsiva con efectos
antiepileptogénicos. Pero, por supuesto,
también estos productos tienen sus inconvenientes y
sus limitaciones, como por ejemplo el limitado poder de
penetración en la barrera hematoencefálica
y/o la extensa distribución sistémica de sus
respectivos receptores. Afortunadamente, en la actualidad
va a ser posible centrarse en nuevas estrategias que obvian
estos problemas con terapias génicas y celulares
para hacer un uso terapéutico de los principios
anticonvulsivantes endógenos.

En la actualidad, existen diversos estudios
poblacionales de pacientes con epilepsia en tratamiento
específico, y otros con historia natural de la
enfermedad en pacientes que no han recibido tratamiento
antiepiléptico, que sugieren que a nivel comunitario
se pueden distinguir tres grupos de epilépticos4: el
constituido por pacientes que presentan remisión de
su epilepsia sin tratamiento (lo que sucede hasta en un 30%
en países no desarrollados); el de aquéllos
que presentan remisión con tratamiento; y un tercer
grupo con pacientes que tienen crisis persistentes a pesar
del tratamiento y que supone alrededor de un 30% del total
de pacientes5. Este último grupo sería el
denominado como "epilepsia intratable", "fármaco
resistente", "refractaria o de difícil control". Se
calcula que en España existen unos 240.000 pacientes
con epilepsia, de los cuales 80.000 sufrirían de
epilepsia farmacorresistente6.

 Uno de los principales problemas que
clásicamente se muestran en el diagnóstico de
una epilepsia refractaria es la presencia de
manifestaciones críticas no epilépticas y una
clasificación errónea del tipo de crisis y
síndrome epiléptico. Un claro ejemplo lo
tenemos en los trabajos de Scheepers et al.7, que dirige el
David Lewis Centre for Epilepsy de Cheshire (Reino Unido),
un centro exclusivo de tratamiento de la epilepsia que
recibe pacientes para tratamiento y habitualmente con el
diagnóstico ya realizado. De los 241 pacientes
remitidos al centro con una edad superior a cinco
años durante el último periodo, y que fueron
estudiados por los autores, hasta un 23% tenían un
diagnóstico erróneo de epilepsia. El 9,3% de
los casos sufrían de una patología
cardiovascular, el 4,7% eran trastornos
psicopatológicos, el 3,3% no eran crisis
epilépticas sino crisis únicas, y el restante
5,9% pertenecían a un grupo diverso de
patología no epiléptica.

Con frecuencia, la adherencia al tratamiento no es
la correcta, lo que provoca una repetición de las
crisis epilépticas, y lo que en teoría
sería una epilepsia fácilmente controlable se
convierte en una aparente epilepsia refractaria. De igual
forma ocurre cuando el seguimiento de la epilepsia no es el
adecuado y la infra dosificación del fármaco
epiléptico o la elección del mismo en
determinados cuadros clínicos no es el que debiera
ser, con lo que no conseguiríamos el control de las
manifestaciones críticas en una epilepsia que de
otra forma podría ser controlable. Por
último, es muy importante que el paciente
epiléptico lleve un estilo de vida acorde con sus
posibilidades y con sus limitaciones. Esta circunstancia,
desgraciadamente, es frecuente en la adolescencia, en la
que factores desencadenantes de las crisis tan importantes
como el alcohol, las luces intermitentes, el ruido
exagerado, el estrés, el sueño y la falta de
sueño se encuentran a la orden del día. En
todas estas circunstancias, y si no se previenen, la
persistencia de crisis epilépticas no puede ser
considerada fármaco resistencia, sino más
bien como un fallo terapéutico.

Uno de los errores diagnósticos más
frecuentes asociados a la refractariedad es la presencia de
trastornos paroxísticos no epilépticos.
Además, en muchas ocasiones se produce la
coexistencia de verdaderas crisis epilépticas con
estos trastornos que no lo son, ya que los pacientes
epilépticos sufren con frecuencia cuadros de
ansiedad, estrés, depresión, historia de
abuso físico, abuso sexual y relaciones
disfuncionales, que pueden estar presentes en la
mayoría de los pacientes con crisis
psicógenas. En muchas ocasiones estas crisis no
epilépticas de origen psicógeno pueden
desarrollarse como sustitutas de las verdaderas crisis, una
vez que la epilepsia ha sido controlada8. Para llevar a
cabo el diagnóstico diferencial es imprescindible la
realización de un vídeo-EEG, que debe
realizarse en todos los pacientes en los que falla el
tratamiento médico, antes de contemplar la
posibilidad de una cirugía de epilepsia9. La
psicoterapia en estas crisis es el tratamiento de
elección.

-Por último, es necesario conocer con
precisión la semiología clínica de los
cuadros sincopales, que igualmente pueden ser una causa de
manifestaciones convulsivas, pudiendo por ello confundirse
con crisis de origen epiléptico. Así pues, la
refractariedad debería ser considerada
únicamente en pacientes con un diagnóstico
seguro de epilepsia, cuyo control terapéutico ha
fallado con tratamientos adecuados y con fármacos en
dosis apropiadas, y cumplen fielmente el
tratamiento.

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POSIBLES SOLUCIONES

Se define a partir de 2 o más crisis en
toda la vida. Hay crisis fácilmente diagnosticables
como las convulsivas (pérdida de la postura con
movimientos bruscos de las extremidades y alteración
de la conciencia), en cambio hay otras crisis como las
ausencias donde solo se observa alteración de la
conciencia, otras se pueden manifestar con sensaciones
difíciles de describir, escuchar voces u otros
sonidos que los demás no, pueden ver cosas o colores
extraños, sentir ira, miedo o terror, ganas de
vomitar, dolor de estómago, entre otros
síntomas. Una de sus características es que
no se diagnostican con facilidad y pueden pasar como
problemas psiquiátricos.

En los niños y adolescentes las crisis se
presentan con una pérdida temporal de la conciencia,
sin caída al suelo ni convulsiones, duración
de segundos y rápida recuperación, espasmos
infantiles (movimientos musculares bruscos, repentinos y
rápidos), convulsiones febriles.

Las crisis parciales pueden presentarse con
sensaciones extrañas o difíciles de
describir, estos pueden ser fenómenos auditivos,
visuales, sensación de hormigueo, percepción
de diferentes tipos de olores, temor, ira, movimientos de
la lengua, palidez entre otras manifestaciones. Estos
síntomas pueden aparecer de manera aislada o dar
paso a una pérdida de conciencia con movimientos
automáticos de las boca, de las manos o de otra
parte del cuerpo. En otras ocasiones pueden presentarse con
sacudidas de una extremidad o de la mitad de la cara, sin
pérdida de conciencia.

CAUSAS

Su etiología es diversa y multifactorial.
Factores que vuelven susceptible a un individuo son las
antecedentes perinatales (hipoxia neonatal), herencia,
antecedentes de trauma craneoencefálico, tumores,
infecciones.

 CLASIFICACIÓN

CRISIS PARCIALES:

  • Crisis parciales simples. Hay síntomas
    o signos motores, sensitivos, autonómicos,
    psíquicos,
    electroencefalográficos.

  • Crisis parciales complejas. Hay
    alteración de la conciencia, son precedidos por
    un aura (sensaciones, sentimientos
    extrañas).

  • Crisis parciales complejas. Son aquellas que
    pueden evolucionar a crisis generalizadas.

CRISIS GENERALIZADAS

  • No convulsivas. Hay alteración de la
    conciencia. Se encuentran las denominadas Ausencias /
    Crisis Atónicas.

  • Convulsivas. Hay alteración de la
    conciencia y pérdida de la postura, el ejemplo y
    el más conocido son las crisis generalizadas
    tónico-clónicas.

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CRISIS SIN CLASIFICAR

 DATOS DE ALARMA

  • PERÍODOS DE CONFUSION
    MENTAL.

  • MOVIMIENTOS INVOLUNTARIO DE
    MASTICACIÓN.

  • MOVIMIENTOS MUSCULARES FINOS DE LA CARA U
    OTRAS PARTES DEL CUERPO, DE CORTA
    DURACIÓN.

  • PERIODOS UNICAMENTE DE ALTERACIÓN DE LA
    CONCIENCIA, EN LOS QUE LA PERSONA ES INCAPAZ DE
    RESPONDER PREGUNTAS O MANTENER UNA
    CONVERSACIÓN.

  • CONVULSIONES.

DIAGNÓSTICO

Se debe realizar por un neurólogo o
neurólogo infantil (neuropediatra) con apoyo del
ELECTROENCEFALOGRAMA.

¿QUIENES SE DEBEN REALIZAR UN
ELECTROENCEFALOGRAMA?

  • Neonato, infantil o adulto que sufra
    traumatismo cráneo encefálico.

  • Cualquier persona bebe, niño o adulto
    que presente por primera vez una crisis
    convulsiva.

ELECTROENCEFALOGRÁMA

Consiste en monitorizar la actividad
eléctrica en la corteza cerebral, por medio de la
colocación de electrodos y un registro convencional
de 20 minutos. Durante el estudio se realizan
métodos de activación como la
hiperventilación, foto estimulación, entre
otras maniobras.

Hay diferentes tipos de ellos:

  • Electroencefalograma simple.

  • Electroencefalograma con mapeo y
    análisis espectral.

  • Electroencefalograma neonatal.

  • Electroencalograma prolongado.

  • Electroencefalograma para muerte
    cerebral.

Para realizarlos hay ciertas
indicaciones:

  • Lavar cabello con jabón neutro, cabello
    seco al momento de realizar el estudio, desvelo de 4
    horas, no aplicar acondicionador ni otro
    producto.

 CERTIFICACIONES

  • Consejo Nacional de
    Neurología.

  • Instituto Nacional de Ciencias y de la
    Nutrición Salvador Suviran.

  • Secretaria de Salud.

  • Univerisidad Autónoma de
    México.

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CONCLUSION

La epilepsia es el trastorno neurológico
crónico más frecuente. Afecta ambos sexos,
todas las razas y condición social sin distingo de
edad. El diagnóstico es laborioso. Basta recordar
que hasta el 20% de pacientes diagnosticados como
portadores de epilepsia refractaria, no tienen epilepsia.
Hasta el 70% de pacientes logran un buen control de sus
crisis con un tratamiento bien llevado. La cirugía
de epilepsia es una alternativa a considerar precozmente.
La mayoría de personas con epilepsia son atendidas
por médicos generales.

50 millones de personas en el mundo tienen
epilepsia. La prevalencia mundial es de 8.93/1000. En
América al menos 5 millones de personas tienen
epilepsia y se estima que 3 millones no reciben
tratamiento. En los países ricos las cuatro
principales causas de epilepsia son trauma craneal,
enfermedad cerebro vascular, tumor cerebral e
idiopática. En los países pobres tenemos al
trauma craneal, infección del sistema nervioso,
factores perinatales e infestación parasitaria del
cerebro por cisticercosis, causas estas derivadas de la
pobreza y mal saneamiento básico. En América
la prevalencia es de 12.59/1000. En el Perú no
disponemos de estudios de incidencia ni de prevalencia.
Este autor ha recopilado información de los
pacientes atendidos por epilepsia en los establecimientos
del Ministerio de Salud a nivel nacional el año
2008. Son 41 442 sobre un total de 12 357 700 atendidos.
Llama la atención que casi el 60% sólo tienen
diagnóstico de epilepsia, sin precisar el tipo de
crisis o síndrome.

A diferencia de otros trastornos crónicos
la epilepsia otorga a quien la presenta el carácter
de estigma, y es causa de prejuicio y discriminación
que lo acompañará toda la vida. Por eso,
independientemente de su capacidad tendrá menos
oportunidades para desarrollar su plan de vida.

Monografias.com

El año de 1999 la ILAE, el IBE y la OMS
lanzaron la Campaña Mundial Contra La Epilepsia con
el fin de estimular la investigación en epilepsia,
sensibilizar a las autoridades de salud y líderes de
opinión acerca de su carácter de enfermedad
tratable, desarrollar programas educativos con el fin de
superar la discriminación, y poner a la epilepsia en
el debate de la salud pública. Este Manual,
orientado a los médicos generales, se inscribe en
los objetivos de la Campaña

En base a nuestra experiencia podemos formular las
siguientes conclusiones:

1. La epilepsia es un problema de salud
pública no reconocido como tal en nuestro
país

2. La epilepsia es uno de los trastornos
neurológicos más frecuentes

3. El epiléptico no existe. Existe la
persona con epilepsia.

4. La epilepsia influye negativamente en la vida
de la persona, no tanto por las crisis, sino por el rechazo
social.

5. La persona con epilepsia requiere un
tratamiento integral a cargo de un equipo
multidisciplinario.

RECOMENDACIONES

Es un trastorno cerebral que se caracteriza por
convulsiones recurrentes de algún tipo. La epilepsia
es un término que indica cualquier trastorno
caracterizado por convulsiones recurrentes y una
convulsión es un trastorno pasajero que afecta la
función cerebral y está dado por una descarga
neuronal paroxística anormal.

Es un padecimiento común y se conoce desde
la antigüedad.

Afecta a casi 0.5% de la población de los
Estados Unidos. El 1,5 al 5,0% de la población puede
presentar una convulsión en su vida. La epilepsia
puede afectar a personas de cualquier edad.

¿Que la provoca?

Los ataques epilépticos son
episodios que alteran la función cerebral y producen
cambios en la atención o el comportamiento y
están dadas por una excitación
eléctrica anómala del cerebro.

La epilepsia en ocasiones, se relaciona con una
condición temporal, como exposición a drogas,
supresión de algunos medicamentos o niveles
anormales de sodio o glucosa en la sangre. Este tipo de
ataques es posible que no se repitan una vez que se corrige
el problema subyacente.

En otros casos la epilepsia es secundaria a una
lesión cerebral (apoplejía o lesión en
la cabeza) lo que provoca que el cerebro se vuelva
excitable de manera anormal.

En algunos pacientes la anomalía es
hereditaria, lo que afecta las neuronas del cerebro y
conduce a las convulsiones. En algunos casos no es posible
identificar la causa.

La epilepsia la podemos clasificar según su
etiología en:

IDIOPÁTICA O CONSTITUCIONAL. Es aquella
epilepsia de causa no identificable que suele presentarse
generalmente entre los 5 y 20 años de edad aunque
puede presentarse a cualquier edad. No se presentan otras
anomalías neurológicas y es frecuente que
existan antecedentes familiares.

SINTOMÁTICA. En este tipo de
epilepsia existen infinidad de causas y entre otras
encontramos: a) Anormalidades congénitas y lesiones
perinatales, este tipo provoca convulsiones que se
presentan durante la infancia o la
niñez. Trastornos metabólicos: las
convulsiones por trastornos metabólicos pueden
afectar a personas de cualquier edad. Así
encontramos que la hipocalcemia, hipoglucemia, carencia de
piridoxina y la fenilcetonuria son causantes mayores de
convulsiones en los recién nacidos o lactantes. En
el adulto la supresión al alcohol o drogas
(principalmente barbitúricos y benzodiacepinas)es
una causa común de convulsiones recurrentes, pero
también podemos encontrar que la diabetes,
insuficiencia renal, uremia, desequilibrios
electrolíticos, deficiencias nutricionales, uso y
abuso de drogas (cocaína, anfetaminas, alcohol u
otras drogas recreativas) pueden ocasionar las
convulsiones.

TRAUMATISMO (Lesión cerebral).-Son una
causa frecuente de convulsiones, en cualquier edad pero en
especial en adultos jóvenes. Es más probable
que se desarrolle epilepsia postraumática si existe
lesión de la madre y por lo general se presentan las
convulsiones en el transcurso de dos años
posteriores a la lesión, pero hay que tomar en
cuenta que las convulsiones que se presentan durante la
primera semana de una lesión no son
indicación de que se presentarán en el
futuro. Es recomendable dar tratamiento profiláctico
con anti convulsionantes ya que reduce la frecuencia de
epilepsia postraumática.

TUMORACIONES y otras lesiones que
ocupan espacio (hematomas).- Este tipo de problemas pueden
ocasionar convulsiones a cualquier edad pero son causa
frecuente en la edad adulta y posteriormente cuando aumenta
la incidencia de enfermedades neoplásicas.
Aquí toma importancia la convulsión como
primer síntoma de la neoplasia intra craneana y
normalmente las convulsiones son de carácter parcial
(focales). Generalmente se presentan cuando la
tumoración afecta la región frontal, parietal
o temporal. Los síntomas pueden evolucionar hasta
crisis tónico clónicas generalizadas. Se
recomienda que a toda persona adulta de más de 30
años de edad que inicia con convulsiones focales o
convulsiones progresivas se estudie para descartar una
neoplasia. ENFERMEDADES VASCULARES. Generalmente se
presentan con el envejecimiento (60 años o
más), y como ejemplo tenemos los accidentes cerebro
vasculares.

TRASTORNOS DEGENERATIVOS de la
Epilepsia

Enfermedades como la demencia senil tipo Alzheimer
o síndromes orgánicos cerebrales similares
pueden causar convulsiones en los últimos
años de la vida.

ENFERMEDADES INFECCIOSAS.

Las enfermedades infecciosas pueden ocasionar
convulsiones a cualquier edad, y son potencialmente
reversibles. Las convulsiones pueden presentarse en una
enfermedad infecciosa o inflamatoria aguda, como puede ser
la meningitis bacteriana y la encefalitis herpética,
o en padecimientos infecciosos crónicos como la
neurosífilis, cisticercosis cerebral o como
complicación del SIDA u otros trastornos inmunes.
Cuando existe un absceso cerebral supratentorial es posible
que se desarrolle un cuadro epiléptico un año
después del tratamiento.

SÍNTOMAS de la
Epilepsia

Las epilepsias pueden clasificarse de diferentes
maneras pero aquí lo haremos de acuerdo con la Liga
Internacional Contra la Epilepsia, que es una
clasificación descriptiva. Por lo que las
dividiremos en generalizadas y parciales (afectan parte del
cerebro).

CONVULSIONES PARCIALES

La sintomatología y el electroencefalograma
nos indican que sólo se ha activado una parte
restringida del hemisferio cerebral. Y las manifestaciones
dependerán del área afectada. Las
convulsiones parciales se dividen en SIMPLES (conservan la
conciencia) y COMPLEJAS (existe deterioro). Las
convulsiones parciales afectan solo una parte del cerebro.
Las convulsiones parciales pueden generalizares presentando
un cuadro tónico clónico.

A.- Convulsiones parciales simples.-este tipo de
crisis puede manifestarse por síntomas motores
focales (sacudida convulsiva) o con síntomas somato
sensoriales (parestesias u hormigueo). En otras ocasiones
se manifiesta con síntomas sensoriales especiales
como destellos de luz o zumbidos. También se pueden
presentar síntomas o signos autónomos como
sensaciones epigástricas anormales,
sudoración, rubor, dilatación pupilar, etc.
Cuando se presentan síntomas psíquicos es
probable que haya deterioro de la conciencia.

B.- Convulsiones parciales complejas.- En este
tipo de convulsiones el deterioro de la conciencia puede ir
precedido, acompañado, o seguido de síntomas
psíquicos ya mencionados y
automatismo. CONVULSIONES GENERALIZADAS

Existen diferentes variedades de convulsiones
generalizadas y éstas afectan todo o gran parte del
cerebro:

A.- PEQUEÑO MAL (Convulsiones de
ausencia).- Esta crisis se caracteriza por deterioro de la
conciencia, que se puede acompañar de componentes
clónicos, tónicos o atónico leves
(disminución o pérdida del tono postural),
enuresis. El inicio y el fin de la crisis son repentinos.
La pérdida del conocimiento es muy breve y el
paciente no se da cuenta de él. Si está
conversando es posible que el paciente diga algunas
palabras o se interrumpa a mitad de la frase por unos
segundos. Este tipo de crisis normalmente inicia en la
niñez y es frecuente que desaparezca hacia los 20
años de edad. En ocasiones son sustituidas por otro
tipo de crisis generalizadas.

B.- AUSENCIAS ATIPICAS.- La diferencia con las
convulsiones de ausencia típicas es que las
alteraciones del tono suelen ser más notables o los
ataques tengan un inicio y terminación más
graduales. CONVULSIONES
MIOCLÓNICAS.-

Este tipo de crisis consiste en sacudidas
mioclónicas únicas o
múltiples.

D) GRAN MAL (Convulsiones tonicoclónicas).-
Estas se caracterizan por la pérdida repentina de la
conciencia, el paciente cae al suelo se pone rígido
y se detiene la respiración (fase tónica),
esto dura menos de un minuto y va seguida de una fase
clónica que se caracteriza por sacudidas de la
musculatura del cuerpo que puede durar dos o tres minutos
para pasar a una etapa de coma fláccido. Durante la
fase clónica el paciente puede morderse la lengua o
los labios, presentar incontinencia urinaria o fecal y en
esta fase es posible que se lesione. Posterior a la crisis
el paciente puede recuperar la conciencia o presentar un
nuevo ataque o dormirse. Si el paciente presenta un nuevo
ataque sin recuperar la conciencia se le conoce como estado
epiléptico, pero si recupera la conciencia y se
presenta otro ataque se le denomina convulsiones
seriadas.

Posterior al ataque el paciente generalmente no
recuerda los acontecimientos y se encuentra desorientado
(automatismo pos epiléptico). También puede
presentar cefalea, confusión, somnolencia, nauseas,
dolor muscular o combinación de estos
síntomas. A la debilidad después de la crisis
se le conoce como parálisis de Todd.

E) CONVULSIONES TÓNICAS, CLÓNICAS O
ATÓNICAS.- puede haber pérdida de la
conciencia con los signos clónicos o tónicos
descritos especialmente en niños. También es
posible que se observen convulsiones atónicas
(ataque epiléptico de
caída). DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de la epilepsia y de los
trastornos convulsivos requiere antecedentes de
convulsiones recurrentes de cualquier tipo. Un examen
físico (que comprende una revisión
neuromuscular detallada) puede ser normal o puede mostrar
funcionamiento cerebral anormal en relación con
áreas específicas del cerebro.

El electroencefalograma (EEG), que describe la
actividad eléctrica del cerebro, puede confirmar la
presencia de varios tipos de convulsiones. Éste
puede, en algunos casos, indicar la ubicación de la
lesión que está causando la
convulsión. El EEG a menudo puede ser normal entre
convulsiones, por lo que puede ser necesario efectuar un
monitoreo prolongado con EEG.

Los exámenes para determinar la causa de la
epilepsia y localización del problema pueden incluir
procedimientos de laboratorio y gabinete tales como
resonancia magnética, tomografía y
punción lumbar.

El diagnóstico diferencial para las
convulsiones parciales deberá de ser con ataques
pasajeros de isquemia, ataque de furia y ataque de
pánico. Para las convulsiones generalizadas
deberá de descartarse el síncope
ortostático, Disritmias cardiacas, isquemia del
tallo encefálico y las seudoconvulsiones.

TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES para
la Epilepsia

MEDIDAS GENERALES.- En pacientes con convulsiones
recurrentes es necesario dar tratamiento
farmacológico con el fin de evitar las crisis y se
deberá de administrar hasta que no se presenten al
menos durante cuatro años. Si se ha identificado la
causa desencadenante, ésta deberá de ser
tratada, como por ejemplo se recurrirá a la
cirugía si existe una tumoración o lesiones
cerebrales.

Los epilépticos deberán de evitar
las situaciones peligrosas o que pongan en peligro su vida
en caso de que se presente una crisis.

ELECCIÓN DEL
FÁRMACO.-

Monografias.com

Los anti convulsionantes por vía oral
pueden reducir el número de convulsiones futuras. La
respuesta es individual y los medicamentos y las dosis
utilizadas pueden requerir ajustes periódicamente.
El tipo de medicamento que se utiliza depende del tipo de
convulsión ya que algunos tipos de convulsiones
responden bien a un medicamento o pueden responder muy poco
e incluso empeorarse. Con algunos medicamentos se deben
monitorear sus efectos colaterales y niveles
sanguíneos.

Algunos pacientes epilépticos se pueden
beneficiar de la cirugía cerebral para remover las
células cerebrales anómalas que están
provocando las convulsiones. Para otras se implanta un
estimulador del nervio vago en el tórax, lo que
puede ayudar a reducir el número de
convulsiones.

PRONOSTICO para la
Epilepsia 

La epilepsia puede ser una condición
crónica en algunos casos, sin embargo, la necesidad
de medicamentos se puede reducir e incluso eliminar con el
tiempo. Algunos tipos de epilepsia infantil se resuelven o
mejoran con la edad. Un período de cuatro
años sin convulsiones puede indicar la posibilidad
de reducir o suspender los medicamentos.

En las convulsiones es poco común que se
presente muerte o daño cerebral permanente pero
puede ocurrir si la convulsión es prolongada o si se
presentan dos o más convulsiones en un
período corto (estado epiléptico). La muerte
o el daño cerebral son, más a menudo,
causados por la falta prolongada de respiración y la
resultante muerte del tejido cerebral por falta de
oxígeno. Existen algunos casos de muerte
súbita e inexplicable en pacientes con
epilepsia.

Monografias.com

COMPLICACIONES de la
Epilepsia

Las crisis epilépticas en ocasiones pueden
presentar complicaciones y éstas son del tipo de
lesiones causadas por caídas, golpes y la propia
mordida, lesiones mientras se está conduciendo u
operando maquinaria y se presenta la crisis,
inhalación de líquidos (neumonía por
aspiración), daño cerebral permanente,
dificultad de aprendizaje, efectos secundarios de los
medicamentos y lo que representa una urgencia médica
son las convulsiones prolongadas o numerosas sin
recuperación completa entre ellas (estado
epiléptico).

PREVENCION de la Epilepsia

No existe una prevención conocida para la
epilepsia. Sin embargo, con una dieta y reposo adecuados,
la abstinencia de drogas y alcohol se puede disminuir la
probabilidad de precipitar una convulsión en una
persona con epilepsia.

Los siguientes factores pueden presentar un riesgo
de empeorar las convulsiones en una persona con un
trastorno convulsivo bien controlado con anterioridad:
Embarazo, falta de sueño, irregularidad en la toma
de medicamentos, ciertos medicamentos de
prescripción y enfermedad.

www.aeronoticias.com.pe

www.who.int

www.epilepsiahoy.com

Enfermedad de
Parkinson

Es una enfermedad neurológica que se asocia a
rigidez muscular, dificultades para andar, temblor y alteraciones
en la coordinación de movimientos.

Es una enfermedad muy frecuente que afecta a 2 de cada
1000 personas, y se desarrolla más a partir de los 50
años, de igual forma a hombres y mujeres.

La enfermedad de Parkinson es un proceso
neurológico crónico cuyas causas son la
alteración progresiva en la sustancia negra del
mesencéfalo (ganglios basales y área extra
piramidal). Estas áreas son zonas nerviosas que controlan
y coordinan los movimientos. Y la disminución de la
dopamina cerebral. La dopamina es un sustancia neurotransmisora,
que trasmite impulsos de unas células nerviosas a
otras.

La enfermedad de Parkinson tiene unos síntomas
muy característicos, los cuales son:

  • Rigidez muscular.

  • Temblor, puede ser de diferentes
    intensidades.

  • Hipocinesia, falta de movimientos.

  • Dificultades al andar, parece que se siguen a
    sí mismos.

  • Mala estabilidad al estar parado, parece que
    pendulan.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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